jueves, 17 de febrero de 2022

cambio de horario.

Fue durante la noche del cambio de horario de invierno de 2007, la casa donde vivía era de solo dos habitaciones por lo que mis dos hermanos y yo dormíamos en el mismo cuarto. Durante la noche platicábamos hasta altas horas de la madrugada, siempre diferentes temas de conversación, deportes, política, religión, historia, a veces solo recordando sucesos de cuando éramos niños. Mi hermano más pequeño es doce años menor que yo así que él era el primero en dormirse (yo compartía cama con él) y mi hermano mayor y yo seguíamos platicando. 
A veces (seguido) los vecinos de al lado hacían fiestas con cualquier pretexto para ponerse a tomar cada fin de semana con la música muy alta, esa noche no era la excepción. 
Cerca de la media noche me fui a acostar, mi hermano más chico ya estaba dormido y el mayor estaba terminando de leer algún libro. Apagué la luz y comenzamos a platicar, no pasó mucho tiempo y la conversación se puso interesante, pero el sueño me empezaba a ganar, hice todo mi esfuerzo para mantener mi estado de vigilia y lo logré. Los vecinos que tenían la música muy alta de pronto dejaron de hacer aquel escándalo, y todo estaba muy silencioso, sí podía oír el silencio. 
Le pregunté a mi hermano si no se le hacía raro que la música dejara de sonar e hice un comentario en tono de burla "quizá ya se pelearon otra vez". Espere la respuesta de mi hermano, pero me contesto con silencio. Hice otra pregunta sobre el tema de esa noche y de nuevo silencio, entonces imaginé que ya estaba dormido y quise hacer lo mismo. En vano me había esforzado por no quedarme dormido, pensé. Pasé alrededor de veinte minutos con los ojos tan abiertos como un búho en la oscuridad esperando su presa, pensando cosas que jamás sucederán e imaginando conversaciones que quizá nunca tendré. el silencio seguía siendo tan fuerte que empezaba a lastimar mis oídos. 
Me levanté, pensé en asomarme a la calle a ver si podía ver a mis vecinos peleando pero en ese momento me di cuenta que no podía oír los ruidos típicos de la noche: perros ladrando a la nada, algún carro pasando por la avenida, alguna sirena de policía o simplemente un grillo haciendo lo suyo, ¡Nada! Empecé a tener miedo, intenté despertarme, hacer el esfuerzo de pensar, “estoy soñando y tengo que despertar” pero no lo conseguía mi reloj biológico me decía que ahora habían pasado alrededor de cuarenta minutos. 
Me levanté y fui a la ventana solo pude ver un auto con las luces prendidas, toda la calle era tan silenciosa. Regrese al cuarto con intención de hablar a mi hermano a ver si con el ruido que hice al levantarme se había despertado, tanto silencio me estaba asustando, me paré en el umbral de la puerta para pronunciar unas palabras pero en eso lo noté, en mi recorrido de la cama hacia la ventana mis pasos no hicieron ruido alguno, cerré los ojos y pensé que quizá había perdido el sentido del oído, quizá era eso, imaginé como seria ahora mi vida sin poder escuchar nada, sólo tenía diecisiete años y ya no podría oír la música que tanto me gusta, no podría oír la voz de mi mamá, no habría más pláticas con mis hermanos durante las noches de insomnio. 
Aún con los ojos cerrados sentía como las lágrimas se acumulaban y rodaban sobre mi cara, sentía como mi respiración era más fuerte, pero no podía escuchar nada. Me dirigí a la cama, mis ojos abnegados en lágrimas miraban hacia la nada en la oscuridad, de nuevo el sueño llegaba a mí, llegaba el sueño, pero ningún ruido. Cerré los ojos, los abrí de nuevo y pude oír de nuevo la música y el alboroto de mis vecinos, mi hermano seguía platicando como si nunca hubiéramos dejado esa conversación. Me levanté de nuevo a revisar mi celular y vi que era la 1:00 am. No le dije nada de lo ocurrido a mi hermano esa noche, ni alguna otra. Quiero pensar que fue mi sueño más prolongado y vívido que he tenido durante un segundo y no pensar qué, me toco estar atrapado en el tiempo durante una hora, la hora en que el reloj volvía a su hora natural.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario