Cuando
Julio encontró a Bax muerto, entendió lo de los gorriones que habían invadido
el patio trasero de su casa.
《¿Psicosis? 》pensaba《no, no es psicosis》.
Bax,
el Beagle que había encontrado junto a su novia, ocho años atrás cuando
regresaban a casa después de un viaje por carretera. Ahora muerto en el rincón
del patio trasero ¿Por qué no lo había visto antes? El olor de un perro muerto
es insoportable durante el verano y un verano donde las temperaturas suben
hasta alcanzar los cuarentaicinco grados en la escala de los centígrados.
Ahora
muerto al lado de su casita de madera un poco gastada por los siete años que la
Bax la ocupó.
《Psicotrópico. No, psicotrópico no es》
Era
un saco de huesos cuando lo encontraron. Rocío lo vio primero, detrás de un
montículo de tierra formado dentro de un terreno entre dos casas. Julio fue a
por él y Perro-Callejero ni si quiera se esforzó en escapar de las manos
de su futuro dueño. Bueno en ese momento no pensaba en ser dueño de Perro-Callejero,
solo quería rescatarlo habían pensado en ponerlo en adopción, vacunarlo y
ponerlo en adopción.
Vacunarlo,
bañarlo y ponerlo en adopción.
Vacunarlo,
bañarlo, esterilizarlo y ponerlo en adopción.
Ponerlo
en adopción seguía siendo el final del plan para con Perro-Callejero,
pero sabemos que siempre mentimos mejor, cuando nos mentimos a nosotros mismos.
《¿Psicótico? No, Psicótico no》
Pasaron
aproximadamente dos horas y ahora Perro-Callejero paso a ser Baxtter Bernardo
el Beagle. Bax para los amigos.
《 ¿Psicofonía? Probablemente, pero no. psicofonía no es》
Dos
meses atrás había llegado el primer gorrión al patio de Julio. Por su puesto
que no lo notó ¿Quién nota la presencia de un chilero? Todos los días vemos
muchas aves de este tipo en todas partes. Así que ver un gorrión fue algo que Julio
pasó desapercibido. Ni cuando llegaron tres ni cuando llegaron cinco o cuando
al cambiar el agua del bote rojo de Bax, aventándola hasta el fondo del patio,
volaron alrededor de quince gorriones para no ser bañadas con el agua. Aun ahí
no se había dado cuenta que cada día aparecían uno o dos gorriones mas en su
patio.
《¿ Psicrolítico?
No, psicrolítico no, esa palabra ni existe》
Llenar el plato de comida de Bax era más
complicado cada mañana, ya que con cada a amanecer parecía que hubiera veinte
aves nuevas en el patio, en el techo, en los cables para tender la ropa, en el
tejaban para cubrir la herramienta, en el piso, sobre la ventana. Gorriones por
todos lados. Psicoanalítico pensaba Julio no psicoanalítico no es,
estoy cerca lo sé. Julio no se había sentido bien desde que Chio hizo sus
maletas. Ahora no recordaba cuando había sido la última vez que había salido de
casa, y no sabía si algún día lo volvería a hacer. Jaja tengo suficiente
despensa para pasar todo el maldito verano, el otoño y quizá el invierno aqui.
Bax tiene suficiente comida para que YO pase todo lo que resta del puto año
aquí. Vete al diablo Chio. Vete al diablo.
《Psicotomo es un canal de YouTube,
pero estoy seguro que es algo así, ya mero Julio, ya mero》
En realidad, Julio solo escuchaba a Bax
correr por el patio, pero ¿de verdad era él quien corría? Bueno, llenaba su
plato en la mañana, y por las tardes volvía a agregar un poco más de croquetas,
pero ¿verlo comer? verlo comer hacia días que no lo veía comer ¿desde cuándo
no te he visto, maldito perro?
Chio se marchó a principios del verano, hoy
toca un verano sin ti.
Entonces ¿Cuándo había sido la ultima vez
que Julio vio a Bax? Salió a buscarlo, pero la mirada de alrededor de ciento
cincuenta gorriones con sus pequeños ojos lo intimidaron y decidió volver dentro.
Tomo de nuevo el libro que estaba leyendo miro por encima de las letras, en
verdad no tenia ganas de leer nada acerca de un hombre que su vida se ha hecho
solitaria y se compara a si mismo con un lobo de la estepa, un lobo estepario.
《¿Psicolobo? Pensaba burlonamente no creo
que sea eso》
Salió de nuevo en busca de Baxter Bernardo
el Beagle y nueva mente aparecieron los ciento cincuenta o doscientos gorriones
amenazándolo con esos trecientos o cuatrocientos ojos, siguiéndolo con la
mirada a cada paso que daba, acosándolo, intimidándolo. Caminó hasta la esquina,
donde el patio daba vuelta desde ahí vio a Bax al lado de su casa, miro el
plato y estaba lleno -no has venido a comer, debes tener sed y no hambre- siguió
adelante para invitarlo a correr como en los viejos tiempo.
– Psicopompos – Grito y giro sobre sus
pies – son psicopompos– les gritaba, asustado, a los gorriones – pero solo es
un perro ¿Qué hacen aquí? –.
Corrió a su cuarto, cerrado con seguro, no
quería que Chio entrara, si acaso intentaba volver, o pensaba en hacerle un
poco más difícil encontrarlo colgado en su habitación.
《Psicopompos Ahora todo estaba claro son
psicopompos y vienen por mi》
Camino hasta donde estaba Bax acostado ahora
huesos sin saco, solo huesos los tomo entre las manos y acompaño a los
gorriones.