martes, 3 de noviembre de 2020

La Segunda de Ugarte


La calle era la Segunda de Ugarte, yo caminaba de regreso a casa después de ir al cine con mi novia, eran aproximadamente las doce de la noche. Era noche de luna nueva y debido a la porquería de iluminación que hay en la ciudad, estaba muy oscuro que apenas si podía ver. Tropecé un par de veces debido a las imperfecciones de la banqueta. La segunda ocasión mi celular cayo de mis manos y casi cae al suelo, pero alcance a frenarlo con un movimiento rápido de mi pie izquierdo. Escuche la risa de un niño que me hizo estremecer ya que no se había escuchado nada hasta ese momento. Traté de fingir una risa, pero nadie hizo algún ruido y eso solo fue el comienzo del horror que viví esa noche.
Seguí caminando hasta llegar al callejón Victoria donde vi una silueta moverse, era demasiado diminuto como para ser un niño jugando en la calle a esa hora de la noche. Cuando llegue a la esquina pensé que vería una pandilla de niños jugando y uno de ellos había corrido al verme, pero no fue así lo que me encontré fue un par de círculos amarillos que me miraba fijamente. Era un gato blanco con manchas negras y amarillas que se encontraba a la mitad de aquel oscuro callejón, debido a su tono tricromático supe que se trataba de un gato hembra. Me acerque para acariciarlo, el gato no se movió y se me hizo un poco raro, ya que por regular los gatos huyen cuando alguien se acerca demasiado. Pensé que quizá era un gato de hogar y que esa noche el dueño no lo espero a dormir y el gato no tuvo mas remedio que dormir en la calle, quizá al día siguiente olería a humo de chimenea y el dueño tendría que darle un baño.

Me pare un paso (quizá dos) antes de poder acariciarlo y vi que me miraba fijamente luego miro detrás de mi y de nuevo puso su mirada en mí como invitándome a mirar algo de tras de mí. No vi nada. Gire mi cabeza de nuevo a donde se encontraba el gato pensando que ya no lo vería, pero ahí estaba, como insistiendo que mirara algo repetí el movimiento, pero de nuevo no mire nada. Cuando volteé hacia el gato, este emprendió una lenta marcha, paso por mi y siguió caminando, viro su diminuta cabeza y miro de nuevo al frente como indicándome el camino.

 La seguí. Entramos al callejón y pude distinguir, gracias al destello que hizo una lampara, a un grupo de tres niños de aproximadamente seis y ocho año que jugando al final del callejón, uno de ellos era una niña, traía un vestido blanco . ¿Qué raro, es muy tarde para que tres niños estén solos a esta hora? Pensé, pero quizá sus padres estaban cerca cuidando de ellos a través de alguna ventana. Seguí caminando.

Ahora la niña del vestido blanco tenia al gato en sus manos, lo levanto como si se tratase de la presentación del hijo del rey de la selva en aquella película de Disney, los niños dieron un paso al frente y se pararon frente a ella. La lampara volvió a destellar y pude notar que en el suelo entre los dos niños y la niña se encontraba algo escrito pero no pude distinguir de que se trataba. La niña bajo al los brazos y luego los alzo de nuevo con un movimiento brusco. Los dos niños alzaron sus brazos extendieron sus manos mostrando sus palmas, uno de ellos tenia la mano... solo pude ver dos dedos en ella, era el pulgar y el otro era como un pico deforme por la unión de tres dedos. Parecía una especie de tenaza. la niña del vestido blanco hizo de nuevo el movimiento brusco y el gato se sacudió de nuevo, con una mirada de miedo y tristeza.

Los dos niño miraron al suelo, bajaron y alzaron de nuevo sus manos. el destello de luz de la lampara me permitió ver que era lo que estaba escrito en el suelo, eran palabras sin sentido, palabras que jamas había visto, palabras que tan solo de intentar leerlas era un castigo, llena de consonantes y pocas vocales. los niños mirando al suelo susurraban algo que no alcancé a escuchar quizá intentando leer las palabras escritas en el suelo de aquel oscuro callejón Victoria. La niña volvió a sacudir al gato y los niños dieron un paso atrás. Entonces la niña del vestido con el gato en sus manos lo puso frente a ella para luego moverlo de a la izquierda como enseñándolo al niño que tenia la tenaza de mano, luego a la derecha como presentándolo con el otro niño, este parecía un poco mayor. lo levanto nuevamente ahora con un movimiento no tan brusco, el niño que era mayor levanto algo del suelo, un reflejo me hizo comprender que se trataba de un cuchillo que parecía viejo, el mango era de metal y parecia que tenia algo grabado. Lo levanto como si quisiera cortar algo que estaba justo encima de él. Ahora un destello de luz y pude ver las las palabras con mas claridad, esas palabras tan fuertes en mayúsculas y llenas de consonantes que era imposible pronunciarlas: MHLYUM, SLVTORE, UHMBRHA, CHTUL... VRMS. Pude ver que no solo en el piso se encontraba escrito sino en todo al rededor: en la pared del callejón, en las casas, en las ventanas, tambos de basura.

La niña del vestido volvió a poner el gato frente a ella, el niño tenaza puso su mano de bajo del felino y el niño que era mayor corto la cabeza el animal. El chorro de sangre cayo sobre la tenaza el niño. La cabeza del gato rodó hasta quedar frente a mí con los ojos abiertos, esos ojos amarillos que aun veo en mis sueños.
Quise correr pero mis piernas no me respondían, la niña tiro el cuerpo del gato al suelo donde un charco de sangre lo esperaba el niño levanto su tenaza y los otros dos la miraron como esperando que pasara algo. Corrí por donde había llegado, tropecé, pero no escuche nada, solo la risa de un niño, pensé que uno de ellos me había escuchado y venia hacia mí. Me levante y mira hacia atrás, no había nada, solo un gato que me miraba fijamente, un par de pequeños ojos amarillos de un gato blanco, un gato blanco con manchas amarillas y negras. Era una gata.