sábado, 13 de noviembre de 2021

La bruja de la tercera

Cuando estaba en la primaria había un compañero que se llamaba "Pedro" no diré su nombre por la seguridad de su familia.

Pedro iba conmigo en desde primer año de primaria hasta tercero, cuando murió después de estar enfermo casi cuatro meses. Era un niño con sobrepeso y muchos niños se burlaban de su físico. No era mi amigo, pero yo sentía un poco de empatía con él ya que yo tampoco tenía muchos amigos, nunca fui popular ni muy social. Casi a finales del segundo año me decía que su vecina era una bruja y que le tenía mucho miedo. Miedo a que les hiciera algo a él o a su familia. Al final la señora resultó que si, en verdad era una bruja y desapareció como tal.

 

Cuando inició el tercer año de primaria yo veía que "pedro" había bajado un poco de peso, bueno, fueron dos meses de vacaciones y muchos niños se van de vacaciones, pero algunos se quedan a trabajar para ayudar a sus papás, ya sea con labores de la casa o alguno un trabajo para generar más ingresos y ayudar económicamente, este era el caso de "pedro" algunos niños comentaban que sus padres eran unos abusones por ponerlo a trabajar tan chico, "es solo un niño" decían.

 

En una ocasión se acercó a mí, fue un poco antes del desfile de la independencia de México, y me dijo que no, su vecina no era para nada una bruja, que ahora eran amigos y que de hecho estaba trabajando con ella para ayudarle a sus papás con los gastos de la casa. "Incluso me está ayudando con mi peso" dijo pedro mientras se tocaba la panza con ambas manos, dando unos golpes suaves como si de un tambor se tratara.

 

Paso el desfile de la independencia, luego los bailables por la revolución y ahora "Pedro" se veía más delgado, incluso dos niñas, Yolanda y Claudia, las más populares del tercer año se pelearon porque ambas querían ser acompañante de "Pedro" en el tradicional baile en esa ocasión habían elegido "La Segunda de Rosales" para bailar.

 

Para cuando llego diciembre (y sus posadas) pedro tenía un físico más que delgado, ahora se veía más cansado, siempre con ojeras, parecía que estaba trabajando mucho o quizá había empezado a meneársela y se había convertido en un hábito. Su madre había empezado a preocuparse y le prohibió seguir "trabajando con Elizabeth, La bruja de la tercera, como ya algunos niños en la primaria solíamos llamarla. Pero pedro se negaba a dejar de trabajar con ella decían que tenía que ayudarlos y que desde que ella le preparaba el desayuno y la cena se sentía mejor con su cuerpo, "No quiero comer esa comida chatarra que siempre comía contigo" le decía pedro a su madre, ya que como ambos padres trabajan siempre dejaban dinero para que los hermanos mayores compraran gorditas o burritos para el desayuno, y pizza o hamburguesas para la cena "Ahora estoy comiendo bien, me siento mejor,  y con las vitaminas que Liza me da ahora me siento con más energía.  Y tenía razón mientras sus hermanos seguían con problemas de sobre peso, Pedro pasó de ser un "Come Lonches" a ser un "Carita" en menos de tres meses, pero ahora para diciembre su aspecto macilento le había quitado ese título de "Carita".

 

Para el intercambio de regalos por el día del amor y la amistad, las niñas del grupo no sabían cómo dejarlo fuera, ya que ahora tenía un aspecto cadavérico. Es impresionante que tan crueles pueden ser los niños de esa edad. Pero no hubo necesidad de dejarlo fuera, ya que a principios de febrero dejó de asistir a clases ya que no tenía fuerzas para levantarse de la cama. Yo no lo vi pero la maestra de nuestra clase fue a visitarlo y una ocasión durante el receso escuche mientras ella le comentaba a la maestra del otro curso de tercer año, como era su aspecto "Parece una esqueleto" decía mi maestra "Quizá se está drogado con algún solvente, por que de verdad está muy mal, su piel es gris y los ojos amarillos, el cabello cenizo" creo que tuve pesadillas en algunas ocasiones, solo de imaginar el aspecto del que una vez fue mi amigo Pedro.

 

Su familia no contaba con los recursos para internarlo en algún hospital así que fue en su casa donde pasó los últimos días, algunos niños, llenos de morbo, pasábamos en nuestras bicicletas, por la casa de pedro solo porque los niños más grandes nos decían que se escuchaban los gritos de dolor del pobre niño. Hacíamos como si alguno de nosotros se nos había caído la cadena de la bicicleta o necesitaba una reparación justo delante de la casa a ver podíamos oír sus gritos, pero después nos enteramos que era mentira ya que Pedro no tenía la fuerza para pronunciar palabra alguna.

 

Estábamos ahí frente a su casa, cuando la vi, a la bruja, a Elizabeth, la bruja de la tercera. Ella subía las escaleras exteriores para subir a su apartamento, llevaba algunas latas en la mano. La miré, y me miró, y sentí algo, esa tarde fría de marzo de 1998, a mis ocho años de edad, no sabía mucho de lenguaje no corporal, ahora soy psicoterapeuta y podría interpretar más, pero en su mirada no había expresión alguna.  La Mujer-bruja. No sentía nada, el niño que ella había "casi adoptado" se estaba muriendo dos casas al lado y una enfrente, como el movimiento de un caballo en el ajedrez, Pedro se estaba muriendo y ella no le importaba, nunca se supo que ella apoyara a sus padres, esto lo supe después, ni lo visitaba, nada.

 

Para cuando el curso de tercer año llegaba su fin, los padres de pedro llegaron a hablar con el director de la escuela. Nos pidieron ayuda porque pedro había muerto la noche anterior mientras dormía. 

 

Esa misma noche la bruja desapareció, como cualquier bruja lo haría, la autopsia del niño reveló que durante algún tiempo había sido envenenado, pero como sus padres nunca lo llevaron a un doctor, quizá por miedo a las preguntas que pudieran hacer, o quizá solo porque no tenían los recursos económicos para hacerlo, nunca lo supieron.

 

La bruja se fue de esa casa y ya nunca se supo más de ella, aunque no era una bruja como las conocemos en películas o cuentos, los niños de mi barrio siempre le tendrán miedo a la bruja que asesino a un niño inocente.